jueves, 8 de octubre de 2015

venus de frias

                      VENUS DE FRIAS

 La estatuilla de Frías.
Llamada también la Venus de Frías, representa a una mujer desnuda trabajada en oro repujado, martillado y soldado por mitades. Se advierte cierto movimiento para la cabeza y para las manos. Parece que las manos descansaban en algún objeto en cuyo caso la estatuilla formaba parte de un conjunto. Los rasgos de la estatuilla son notoriamente  femeninos a pesar de sus anchos hombros y angostas caderas. Dos argollas penden de las orejas y 1os ojos son enormes. 
Estatuilllas parecidas se han encontrado en Quimbaya (Colombia),lo cual viene a confirmar una influencia cultural llegada del norte, que también se hace presente en la forma de las tumbas.
Para el arqueólogo Lumbreras, la estatui1la de Frías es importada. En  el “Arte y la Vida Vicús” dice: “ sin lugar a duda fue hecha en Esmeraldas (Ecuador) o en Tumaco (Colombia) pues pertenece al estilo Tolita precisamente de la época de los Desarrollos Regionales”.
El arqueólogo Kauffmann Doig, la da como “perteneciente al círculo Vicús”, y sólo semejante a las de Colombia. (El Perú Antiguo). 
Pese a estos criterios de que la estatuilla es importada y no una manifestación del arte piurano antiguo, se la ha declarado Patrimonio Prehispánico Cultural del Departamento de Piura con la resolución directoral 005-82DRP del Instituto Nacional de Cultura, Filial Piura. 
La figurina ha estado durante mucho tiempo en el Museo Bruning de Lambayeque. El 20 de Noviembre de 1956, el conservador del museo don Oscar Fernández de Córdova, la decomisó de unos huaqueros que la ofrecían en venta y la llevó al museo. 
La estatuilla que es toda de oro, pesa 60 gramos y mide 153 mm de alto. Se construyó con oro laminado de 22 kilates. El director del Museo Walter Alva -descubri dor de la tumba del Señor de Sipán- la consideraba perteneciente al estilo de Frías. 
El antropólogo Luis Chaparro Frías, director del Patrimonio Cultural de Piura, con admirable constancia, por muchos años estuvo reclamando para Piura, la estatuilla. En 1999 aprovechando que el ministerio de Educación era ocupado por el sullanero Felipe García Escudero, redobló las gestiones y al fin obtuvo que el 30 de septiembre de ese año, la valiosa obra retornase a Piura con otras 61 piezas arqueológicas. Como era de suponer, el arribo de la figurilla, dio origen a un acto de gran solemnidad en él que estuvo presente el ministro de Educación.

CULTURA VICUS

                      CULTURA VICUS

Vicús es una  del Antiguo Perú que se desarrolló entre los años 100 a. C. y 400 d. C.nota 1 en la zona costera norte del Perú, en el curso inferior del río Piura, a 7 km del distrito de Chulucanas, en la provincia de Morropón, departamento de Piura.
Su sede administrativa, localizada en el "cerro Vicús", a una altitud de 170 msnm, y que da nombre a esta cultura, sirvió de enlace con otras ciudades andinas ubicadas más al norte. Los vicús, conocedores de las aleaciones de la plata, el oro y el cobre, usaron estos metales en la elaboración de sus instrumentos de labranza.
Su cultura se desarrolló en tres grandes etapas:
  • Etapa Chavín;
  • Etapa de desarrollo regional
  • Etapa de influencia Mochica.
La agricultura fue la base de su desarrollo económico, con sistemas de regadío avanzados, y el principal instrumento de control y explotación social, respaldados por un férreo militarismo. Un fuerte contingente de guerreros nobles recorría sus dominios para hacer cumplir los mandatos del soberano.
Se sabe que Vicús fue una sociedad eminentemente machista, en donde los varones eran los únicos que podían usar joyas y elegantes vestimentas, mientras que las mujeres de la nobleza sólo podían ponerse trajes muy sencillos.
El rasgo más importante de esta cultura es la cerámica.

Las tumbas bota

Cerca de Cerro Vicús se han encontrado casi dos mil pozos funerarios, verdaderas chimeneas mortuorias con una antigüedad de doce a catorce siglos.
Una de las características de Vicus son precisamente estas tumbas consistentes en pozos verticales tubulares de profundidad y diámetro variable. Al final del pozo hay un ensanchamiento que da al conjunto la forma de bota.
La profundidad del pozo oscila entre 4 y 15 m, pero hay algunos alcanzan los 15 metros. El diámetro oscila entre los 7 y 10 dm pero generalmente son de 8 dm
Posiblemente las tumbas más profundas pertenezcan a gente de más importancia. Son también las que contienen mayor cantidad de piezas de cerámica y metálicas.
Generalmente el cadáver, reducido a polvo se encuentra en el fondo de la tumba, pero también puede estar ubicado más arriba. Una vez colocado el cadáver y los objetos que le correspondían por su clase, se volvía a cubrir la tumba con arena. Se han encontrado algunas tumbas vacías, lo cual hace suponer que estaban por ser ocupadas y disponibles, pero no se llegaron a usar.
En las tumbas corrientes se han encontrado ollas o diversos objetos de cerámica, agujas de cobre y trozos de tela.
Continúa siendo un misterio como se podía trabajar en una chimenea tan profunda de apenas 75 cm de diámetro, donde se tendría que formar necesariamente un tiro de succión capaz de producir un vacío en el fondo, el mismo que provocaría la muerte por asfixia de cualquier trabajador. Los huaqueros, para evitar este fenómeno excavan estas tumbas por el fondo desde un lugar abierto.

Cerámica Vicús

Botella antropomórfica. Museo Roemer Pelizaeus, Hildesheim.
La cerámica Vicús, denota influencias de la Chavin/Cupisnique (Etapa Chavín) y de la Moche temprana (Etapa de influencia Mochica), pero existe entre ambas una cerámica puramente estilo Vicús (Etapa de Desarrollo Regional), con características muy propias de esta cultura, a la que, para diferenciarla, se la llama cerámica Vicús-Vicús.
En el estado actual de las investigaciones, (1990) la cerámica es la principal fuente de información sobre los Vicús. En general, su cerámica se caracteriza por su aspecto macizo y rústico, y por su tendencia escultórica realista. Morfológicamente, la cerámica Vicús ha sido separada en tres tipos:nota 2
Vicús negativo: comprende círculos simples, volutas, y triángulos que aparecen en recipientes con figuras de animales. En los ceramios Vicús Negativo podemos apreciar guerreros, músicos, y escenas eróticas con figuras desnudas de ambos sexos.
Vicús blanco sobre rojo: es similar a Vicús Negativo, ya que presenta recipientes escultóricos antropomorfos, fitomorfos y zoomorfos. Su decoración combina blanco, aplicaciones, incisiones y líneas.
Vicús engobados monocromos: presenta una apariencia tosca, con manchas oscuras debido a defectos de cocción. Presenta recipientes con base acampanada, trípodes o pedestales.
Posteriormente, con base en estudios comparados entre la cerámica de estilo Mochica, originaria de Piura, con la que se observa en el valle de Chicana, y con las cerámicas Vicús, siguiendo un esquema evolucionista, se lograron separar dos períodos bien diferenciados, el Vicús I y el Vicús II.2 El primer período está formado por cerámica tosca, de baja calidad en comparación con su supuesto antecesor (el estilo Chavín) y su supuesto sucesor, (el estilo Mochica). El segundo grupo está formado por cerámicas de acabado muy fino y formas compatibles con los complejos cerámicos de Lambayeque y Virú.
Se han logrado captar y definir ocho alfaresnota 3 perteneciente a la tradición alfarera Vicús, numeradas de uno a ocho. De estos seis se relacionan exclusivamente a piezas de estilo Vicús, y dos (la 2 y la 7) se asocian a "imitaciones" de la cerámica Moche. Por otro lado, los alfares pertenecientes a las tradiciones tecnológicas Moche y Virú también se encuentran piezas que imitan el estilo Vicús o representando a personajes del repertorio iconográfico Vicús.3
Desde el punto de vista estilístico, se han podido identificar tres fases: Vicús Temprano; Vicús Medio, dividido en dos segmentos, A y B; y, Vicús Tardío, también este dividido en los segmentos A y B.4


cultura mochica o moche

                   CULTURA MOCHICA

La cultura moche1 o cultura mochica es una cultura arqueológica del antiguo Perú que se desarrolló entre el 100 y el 700 d. C. en el valle del río Moche (actual provincia de Trujillo, en el departamento de La Libertad). Esta cultura se extendió hacia los valles de la costa norte del actual Perú.
Las sociedades mochicas hicieron grandes obras de ingeniería hidráulica: canales de riego y represas, lo que les permitió ampliar su frontera agrícola a gran escala.
Fueron grandes arquitectos; su materia prima fue el adobe. Construyeron complejos religiosos-administrativos de carácter monumental, conformados por palacios y templos o huacas (en forma de pirámide trunca), las cuales los recubrían de grandes murales en alto y bajo relieve, pintados con colores extraídos de la naturaleza, donde plasmaron sus dioses, mitos, leyendas y toda su cosmovisión cultural. Las más notables de estas construcciones son las llamadas Huacas del Sol y de la Luna, en el valle de Moche.
Fueron los mejores metalurgistas de su época; doraron el cobre mucho antes que en Europa; y conocieron una variedad de técnicas (laminado, martillado, alambrado, soldadura, etc.), fabricando herramientas, armas, atuendos, emblemas, ornamentos y toda su variada y rica parafernalia ritual.
Son considerados los mejores ceramistas del Perú antiguo, gracias al fino y elaborado trabajo que realizaron en sus ceramios. En ellas representaron, tanto de manera escultórica como pictórica, a divinidades, hombres, animales y escenas significativas referidas a temas ceremoniales y mitos que reflejaban su concepción del mundo, destacándose la asombrosa expresividad, perfección y realismo con que los dotaban. De este arte sobresalen los huacos retratos y los huacos eróticos.
Fueron grandes navegantes: construyeron caballitos de totora, los que hacían más pequeños para la pesca y más grandes para sus viajes hasta las costas ecuatoriales, desde donde traían la concha Spondyllus, sagrada para los moches, y en general, para el resto de las culturas costeñas del Antiguo Perú.
Políticamente, las sociedades moches ―de fuerte segmentación en clases sociales― se organizaban en reinos o señoríos confederados. Se ha podido conocer más sobre esta cultura gracias al descubrimiento de algunas tumbas intactas de sus gobernantes o señores, como la del Señor de Sipán y la Dama de Cao.

Organización política

Tocado de oro, atributo de la realeza mochica.
Al parecer, no existió un poder único y centralizado, sino que cada valle debió contar con su rey o señor, que se aliaba con sus vecinos para realizar obras de bien común, para efectuar ceremonias rituales o para emprender conquistas militares.
Los señores se vestían con prendas lujosas, con adornos de oro, plata y cobre, que simbolizaban sus atributos sagrados, y al morir eran enterrados con igual fastuosidad, como se puede ver en la tumba del Señor de Sipán.

Cerámica

El más conocido legado cultural mochica es su cerámica, generalmente depositada como preciosa ofrenda para los muertos.
Los mochicas plasmaron en sus cerámicas el entorno de su mundo cultural y religioso, bajo la forma de imágenes escultóricas o bien decorando a pincel la superficie de la vasija. Su cerámica constituye por ello el mejor documento y testimonio de su cultura.
Características de la cerámica mochica: escultórica, realista, documental y pictográfica.
  • Escultórica: porque representaban en bulto las figuras de los hombres, animales y plantas. Destacan los huacos retratos.
  • Realista: puesto que todo era reproducción exacta de la realidad. No inventaban ni imaginaban en su obra ceramista, que era expresión de las actividades.
  • Documental: porque era realismo y su representación sirven como elementos para conocer la vida de los habitantes moches como si se estuviese leyendo un verdadero documento o fuente escrita.
  • Pictográfica: ya que algunos huacos representan figuras pintadas y ornamentadas.
Huaco retrato. Representa de manera muy realista a un personaje sonriente.
Su realismo es característica resaltante en sus huaco retratos, su famosa plástica asombra por la expresividad y perfección de verdaderos retratos de arcilla. Los cánones clásicos de perfección y realismo se reconocen aún en seres mitológicos, animales humanizados, hombres con atributos zoomorfos o partes combinadas de varios animales. Sin embargo, también realizaron cerámica con gran contenido simbólico de pensamiento e ideas donde las imágenes se vuelven más abstractas y conceptuales; ambas tradiciones, tanto la simbólica como la realista se encuentran sumamente vinculadas. Incluso hay piezas cerámicas donde conviven estas dos tendencias sin el más mínimo problema.
Analizando la iconografía de la cerámica, los investigadores actuales también pueden conocer interesante información sobre la vida de los moches: ceremonias funerarias, ceremonias rituales, paisajes, viviendas, guerras, enfermedades, etc., proporcionando así un vínculo entre los vivos y los muertos.

cultura paracas

                   CULTURA PARACAS


Paracas fue una importante civilización precolombina del Antiguo Perú, del periodo denominado Formativo Superior u Horizonte Temprano, que se desarrolló en la península de Paracas, provincia de Pisco, región Ica, entre los años 700 a. C. y 200 d. C. Es contemporánea en parte con la cultura Chavín que se desarrolló en el norte del Perú. Buena parte de la información sobre los paracas proviene de las excavaciones arqueológicas emprendidas en Cerro Colorado («Paracas-Cavernas») y en Warikayan («Paracas-Necrópolis») por el arqueólogo peruano Julio C. Tello y su discípulo Toribio Mejía Xesspe en los años 1920. Actualmente se sabe que lo que Tello denominó como «Paracas-Necrópolis» pertenece a otra tradición cultural, la llamada cultura Topará, cuyo centro estaba ubicado más al norte, en el valle de Chincha.1
Los paracas practicaban una textilería de alta calidad, en lana y algodón, así como una cerámica decorada y una cestería muy elaborada. También realizaban trepanaciones craneanas, cuyos fines aún se discuten.
La cultura paracas es la antecesora de la cultura nazca con la que tiene una evidente afinidad cultural; de hecho, para muchos especialistas, la fase final de Paracas es en realidad la fase inicial de la cultura nazca.

 DESCUBRIMIENTO 
 
La cultura paracas fue descubierta en julio de 1925 por el arqueólogo peruano Julio C. Tello, frente a la bahía de Paracas y al sur de Pisco. En agosto del mismo año, Tello, ayudado por su discípulo Toribio Mejía Xesspe, instaló un campamento arqueológico en el sitio.
El primer cementerio paracas fue hallado por Tello en las colinas de pórfido rojo conocidas como Cerro Colorado. En total halló 39 tumbas en forma de pozo, que él denominó “cavernas”, las cuales contenían fardos funerarios envueltos en finos mantos y rodeados de ceramios, instrumentos de caza, pieles de animales y alimentos.
En 1927, Tello, junto con Mejía Xesspe, descubrió otro cementerio, en Warikayan, muy cerca de Cerro Colorado, al que denominó Paracas-Necrópolis, donde halló 429 cadáveres momificados, envueltos cada uno con varios mantos, algunos de los cuales eran muy espléndidos. Son los célebres mantos paracas, conservados hoy en el MNAAHP.3
Además de esos dos cementerios, Tello identificó en la península de Paracas un tercer cementerio, al que denominó Arena Blanca o Cabeza Larga, este último nombre debido a la presencia de cráneos deformados, de forma alargada. Allí, además de tumbas saqueadas, halló restos de viviendas subterráneas




División según Tello

Tello estudió la forma de enterrar a sus muertos que tenían los paracas y sostuvo que esta cultura pasó por dos épocas bien definidas. Llamó a la primera «Paracas Cavernas»; porque enterraban a sus muertos dentro de tumbas excavadas de manera vertical en el suelo, que se ensanchan antes de alcanzar piso, lo que le da una forma de copa invertida (aunque más que «cavernas» son en realidad pozos). Llamó a la segunda «Paracas Necrópolis»; porque enterraban a los muertos en cementerios rectangulares más sofisticados, que simulan ser «ciudades de muertos» o necrópolis. Esta división de la cultura paracas estuvo en boga durante largas décadas, debido al prestigio de Tello, considerado el «padre de la arqueología peruana», hasta que otros arqueólogos han demostrado que la denominada «Paracas Necrópolis» pertenece en realidad a otra tradición cultural: la cultura Topará.

Paracas Cavernas (700 a. C. - 500 a. C.)

Según Tello, es el periodo más antiguo, vinculado a la influencia chavín, especialmente en la cerámica. De acuerdo a los hallazgos realizados en Cerro Colorado, las tumbas paracas de este periodo fueron cavadas subterráneamente con una forma de copa de champán invertida o botella de cuello alto en una profundidad de más de 6 metros en donde colocaban a sus momias enfardeladas. Estas se encuentran en perfecto estado de conservación, gracias a las condiciones climáticas del desierto. Muchos de los cadáveres muestran prácticas de trepanaciones craneanas.
Los restos arqueológicos encontrados en Cerro Colorado incluyen momias masculinas y femeninas de diferentes edades. Los cuerpos están colocados en posición fetal y envueltos con textiles ordinarios y complejos, de colores brillantes y decorados con figuras de animales, peces, serpientes y formas geométricas.

Paracas Necrópolis (500 a. C. - 200 d. C.)

Cráneo deformado expuesto en el Museo Regional de Ica.
El periodo de Paracas-Necrópolis recibió su nombre por el hecho de que sus cementerios, de forma rectangular, descubiertos en Warikayan, estaban divididos en varios compartimientos o cámaras subterráneas, que a Tello le parecieron una «ciudad de los muertos» (necrópolis). Cada cámara grande supuestamente habría sido propiedad de una específica familia o clan, que enterraba a sus antepasados a lo largo de muchas generaciones.
Las tesis de Tello fueron cuestionadas por otros arqueólogos. En primer lugar, Warikayan no parece haber sido una necrópolis, sino un gran centro poblado, en algunas de cuyas edificaciones fueron depositados más de 400 fardos, hecho que hasta ahora no tiene una explicación satisfactoria. Podría haber sido un sitio considerado sagrado, por la coloración roja de sus cerros y su cercanía al mar, que lo relacionaría con la muerte y la regeneración.5 Y en segundo lugar, las manifestaciones culturales de este yacimiento no pertenecen a la cultura paracas propiamente dicha, sino a otra tradición cultural distinta, que ha sido denominada Topará y que se desarrolló en los valles de Cañete, Topará, Chincha y Pisco, hasta la península de Paracas como límite sur. Es decir, Warikayan se hallaba precisamente en la frontera de ambas culturas. Es probable que la cultura topará se impusiera bruscamente en la región tras una guerra de conquista. La presencia de armas en muchos fardos funerarios, así como la masiva presencia de cráneos rotos y trepanados, serían signos de una época muy violenta.
Cada momia está envuelta en muchas capas de textiles, algunos de los cuales son de extraordinaria calidad. Estos últimos, precisamente, son los que han hecho ganar fama a Paracas, ya que sus mejores ejemplares son muy esplendorosos. Son conocidos mundialmente como los Mantos Paracas.

Textilería

Manto Paracas.
Las tumbas halladas en Cerro Colorado («Paracas Cavernas») constituyen la fuente principal de donde provienen las muestras del arte textil paracas. Están hechos a base de algodón (blanco y pardo oscuro) y de lana de camélidos. A modo de complemento se usaban pelos humanos y fibras vegetales.
Los hilos los teñían con sustancias de diversos colores. También coloreaban las telas después de su confección. Otra técnica de decoración fue el bordado, aunque esta se realizaría más profusamente y con resultados más espléndidos en Paracas-Necrópolis.
En cuanto a las figuras decorativas, estas representan seres míticos y motivos simbólicos, generalmente en formas geométricas de estilo rígido, pero todo realizado con gran sentido artístico. En especial, una figura se repite constantemente: el denominado Ser Oculado, representado en cuerpo entero o solo su cabeza. Tiene los ojos desorbitados, la boca felina y el cuerpo cubierto de símbolos que a veces se desprenden y cobran vida.
Pero indudablemente los mantos o tejidos más esplendorosos corresponden a Paracas-Necrópolis, aunque esta pertenece en realidad a la cultura Topará.

Textilería

Manto Paracas.
Las tumbas halladas en Cerro Colorado («Paracas Cavernas») constituyen la fuente principal de donde provienen las muestras del arte textil paracas. Están hechos a base de algodón (blanco y pardo oscuro) y de lana de camélidos. A modo de complemento se usaban pelos humanos y fibras vegetales.
Los hilos los teñían con sustancias de diversos colores. También coloreaban las telas después de su confección. Otra técnica de decoración fue el bordado, aunque esta se realizaría más profusamente y con resultados más espléndidos en Paracas-Necrópolis.
En cuanto a las figuras decorativas, estas representan seres míticos y motivos simbólicos, generalmente en formas geométricas de estilo rígido, pero todo realizado con gran sentido artístico. En especial, una figura se repite constantemente: el denominado Ser Oculado, representado en cuerpo entero o solo su cabeza. Tiene los ojos desorbitados, la boca felina y el cuerpo cubierto de símbolos que a veces se desprenden y cobran vida.
Pero indudablemente los mantos o tejidos más esplendorosos corresponden a Paracas-Necrópolis, aunque esta pertenece en realidad a la cultura Topará.

Cerámica

Tazón estilo Ocucaje.
La cerámica paracas presenta un estilo definido y muy vistoso, que se repite fuera de la península de Paracas, en diversas áreas situadas entre los valles de Chincha, al norte, y el valle del Río Grande (Nazca), al sur. Para el valle de Ica se ha logrado establecer una larga secuencia de cerámica, que se inicia en tiempos anteriores a Paracas y termina ya en los inicios de la cultura Nazca, la cual es conocida como el Estilo Ocucaje, que consta de 10 fases. Cabe destacar que esta secuencia cerámica es la más completa del Formativo Andino.
La cerámica paracas tiene formas muy variadas: ollas, tazas, platos así como botellas y vasijas globulares con doble pico vertical unido por gollete puente. Algunas son de forma escultórica, representando figuras humanas similares a los cuchimilcos de la cultura Chancay.
En cuanto a la técnica decorativa, esta era así: se delimitaban primero las figuras con líneas incisas angulosas, trazadas cuando la arcilla todavía estaba húmeda. Tras la cocción del ceramio se hacía recién el coloreado, para lo cual se usaba pintura resinosa. Los colores usados mayormente eran el negro, el rojo, el verde, el amarillo y el naranja. Las figuras representadas muestran proximidad al arte chavín, en especial la representación de un ser sobrenatural con rasgos de felino, ave y humano, al que se ha denominado el Felino Volado

cultura chavin

                         cultura chavin 

 
La cultura chavín fue una civilización preincaica que se desarrolló durante el Horizonte Temprano y tuvo su centro de desarrollo en Chavín de Huántar que está ubicado entre los ríos Mosna y Huachecsa,1 2 en el actual departamento de Áncash.
Tradicionalmente, el desarrollo histórico de Chavín se considera como un “horizonte cultural” debido a sus influencias artísticas y religiosas presentes en otras culturas contemporáneas a ella. Gran parte de aquel desarrollo histórico corresponde al Periodo Formativo específicamente al Formativo Medio y al Formativo Superior que tiene como características la intensificación del culto religioso, la aparición de la cerámica estrechamente relacionada a los centros ceremoniales, la intensificación del cultivo del maíz y la papa, el perfeccionamiento de las técnicas agrícolas y el desarrollo de la metalurgia y la textilería.
Fue el arqueólogo Julio César Tello (conocido como el «padre de la arqueología peruana») quien la descubrió y consideró como la "cultura matriz" o "madre de las civilizaciones andinas", sin embargo descubrimientos recientes sugieren que la cultura caral ―del periodo Arcaico Tardío― es más antigua que Chavín pese a ello es aún referente en los trabajos generales.3
Tello planteó que la cultura chavín fue de origen amazónico debido a las múltiples representaciones de la iconografía selvática en sus manifestaciones artísticas, especialmente en la cerámica. En su máximo apogeo Chavín de Huántar, centro principal chavín, actual Patrimonio Cultural de la Humanidad,4 fue un importante centro ceremonial y centro de irradiación cultural cuya influencia se extendió por gran parte de la costa y sierra de los andes peruanos .

Orfebrería

Ornamento de oro hallado en Chongoyape, perteneciente a tradición cupisnique.
Modelaban mediante el martillado y el repujado, confeccionando diademas, brazaletes, aretes, orejeras, cuentas de collar y pequeños adornos. Algunas muestras de estos trabajos fueron halladas en Chongoyape y Kuntur Wasi. La alta ley del oro hace suponer que procedían de los lavaderos de los ríos amazónicos.

Cerámica

La cerámica chavín es de forma globular con asa estribo y base plana.
La cerámica fue extraordinaria. Es generalmente monocroma, en algunas ocasiones es decorado con colores rojo y negro-plata. Se añade una serie de puntuaciones. Entre los seres más representados figuran: seres zoomorfos (felinos, monos, lagartos, serpientes y aves), fitomorfos (tubérculos) y antropomorfos. Los colores más usados fueron: gris, marrón y negro.
De acuerdo al uso, se puede distinguir dos tipos de cerámica: 6
  • Cerámica utilitaria: para el uso común de la gente del pueblo.
  • Cerámica ceremonial: para las prácticas rituales.
Asimismo de acuerdo al desarrollo temporal, existen dos tipos:
  • Época rocas. Cuyas características son: forma globular, base plana, asa estribo terminando en pico, además de vasijas y tazones de hasta 50 cm de diámetro.
  • Época ofrendas. En esta fase los golletes (cuellos) son más delgados y su forma es

    Escultura

    El lanzón monolítico. Tiene la forma de una gigantesca punta de proyectil y se halla en uno de los corredores del Templo Viejo de Chavín. Representa a un dios antropomorfo con boca de felino y cabellera de serpientes.
    La estela Raimondi representa a un dios con dos báculos, que según Federico Kauffmann Doig es básicamente similar al dios representado en el lanzón. Tuvo mucha influencia tanto en el espacio como en el tiempo como testimonian los paracas luego los tiahuanacotas y finalmente los huaris.
    Sus características generales es que fueron hechas de piedra (arte lítico) con énfasis religioso. Las esculturas más relevantes son los monolitos, las estelas y las cabezas clavas.


    Cabezas clavas

    Cabeza clava. Las cabezas clavas son esculturas líticas que exornaban los muros de los templos chavines.
    Las cabezas clavas son bultos escultóricos que representan a cabezas de deidades, hechas en diferentes tamaños. Todas cuentan con una estructura alargada en su parte posterior, con la que eran insertadas en los muros del templo principal o castillo de Chavín. En unos casos presentan rasgos antropomorfos y en otros zoomorfos (felino y ave de rapiña), o bien una combinación de ambos, al estilo de la figura del lanzón monolítico.
    Sobre su función, algunos investigadores afirman que hacían el papel de fieros guardianes de los templos, o posiblemente ahuyentaban a los malos espíritus. Según Tello, representan cabezas trofeos de sus enemigos, costumbre muy arraigada en las zonas selváticas, lo que encajaba en su tesis del origen selvático de la cultura chavín. Otros estudiosos piensan que podrían ser retratos de los sacerdotes chavines (en el marco de rituales religiosos en donde se usaban sustancias alucinógenas, cuyos efectos en los rostros de los sacerdotes estaría retratado alegóricamente en cada cabeza clava, a manera de secuencia).
    El obelisco Tello representaba los ciclos de la naturaleza y al jaguar, era hermafrodita, es decir, que tenía dos sexos. Esta es la representación más complicada de la escultura Chavín.
    lescultura de 5 m de altura que está clavado en medio de un espacio reducido de forma cuadrangular, dentro de un crucero que está debajo de la tierra, en la parte céntrica del Templo Antiguo del complejo arqueológico de Chavín de Huántar. Fue bautizado como el «lanzón» por su forma de punta de proyectil gigantesca, aunque esta denominación es errónea, pues en realidad se trata de un huanca (wanka en quechua) o piedra sagrada, de primordial importancia en el culto religioso. La razón de su peculiar forma es todavía materia de discusión; posiblemente fue tallado para simular la forma de un colmillo. En su superficie está labrada la imagen de un dios con rasgos antropomorfos y zoomorfos (entre estos últimos destacan los cabellos y cejas en forma de serpientes, la boca con dos grandes colmillos y las manos con garras felinas). El ser antropomorfo representado lleva la mano derecha alzada y la izquierda apoyada en el muslo. Posiblemente era la principal divinidad del Templo Viejo de Chavín de Huántar y al parecer es similar al dios representado en la estela Raimondi (su principal diferencia con ésta es que no lleva báculos).
    acampanulada.