La estatuilla de Frías.
Llamada también
la Venus de Frías, representa a una mujer desnuda trabajada en oro
repujado, martillado y soldado por mitades. Se advierte cierto
movimiento para la cabeza y para las manos. Parece que las manos
descansaban en algún objeto en cuyo caso la estatuilla formaba parte
de un conjunto. Los rasgos de la estatuilla son notoriamente
femeninos a pesar de sus anchos hombros y angostas caderas. Dos
argollas penden de las orejas y 1os ojos son enormes.
Estatuilllas
parecidas se han encontrado en Quimbaya (Colombia),lo cual viene a
confirmar una influencia cultural llegada del norte, que también se
hace presente en la forma de las tumbas.
Para el
arqueólogo Lumbreras, la estatui1la de Frías es importada. En el
“Arte y la Vida Vicús” dice: “ sin lugar a duda fue hecha en
Esmeraldas (Ecuador) o en Tumaco (Colombia) pues pertenece al estilo
Tolita precisamente de la época de los Desarrollos Regionales”.
El arqueólogo
Kauffmann Doig, la da como “perteneciente al círculo Vicús”, y sólo
semejante a las de Colombia. (El Perú Antiguo).
Pese a estos
criterios de que la estatuilla es importada y no una manifestación
del arte piurano antiguo, se la ha declarado Patrimonio Prehispánico
Cultural del Departamento de Piura con la resolución directoral
005-82DRP del Instituto Nacional de Cultura, Filial Piura.
La figurina ha
estado durante mucho tiempo en el Museo Bruning de Lambayeque. El 20
de Noviembre de 1956, el conservador del museo don Oscar Fernández
de Córdova, la decomisó de unos huaqueros que la ofrecían en venta y
la llevó al museo.
La estatuilla
que es toda de oro, pesa 60 gramos y mide 153 mm de alto. Se
construyó con oro laminado de 22 kilates. El director del Museo
Walter Alva -descubri dor de la tumba del Señor de Sipán- la
consideraba perteneciente al estilo de Frías.
El antropólogo
Luis Chaparro Frías, director del Patrimonio Cultural de Piura, con
admirable constancia, por muchos años estuvo reclamando para Piura,
la estatuilla. En 1999 aprovechando que el ministerio de Educación
era ocupado por el sullanero Felipe García Escudero, redobló las
gestiones y al fin obtuvo que el 30 de septiembre de ese año, la
valiosa obra retornase a Piura con otras 61 piezas arqueológicas.
Como era de suponer, el arribo de la figurilla, dio origen a un acto
de gran solemnidad en él que estuvo presente el ministro de
Educación.

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